Antes d poder hablar de Equidad o de Igualdad parece inevitable hacer una
precisión terminológica que puede parecer baladí, pero que para quienes hablamos de género desde una y otra orillas del Atlántico, aporta ricos matices en la comprensión de los datos que se conocerán. Este blog, Especialista
en Igualdad, se
decantó por una sola de ellas. La asociación que nos ampara, Equidad e
Igualdad, incluye ambas. En España y los países de la Unión Europea los
indicadores, las leyes, la evaluación, la formación y la producción
académica hablan casi exclusivamente de Igualdad, en América latina de Equidad.
¿Cuáles son las diferencias entre esos términos
(equidad e igualdad)?
En teoría, Equidad e Igualdad son dos principios estrechamente relacionados, pero distintos.
La igualdad de género es un principio
jurídico universal, reconocido en diversos textos internacionales sobre
derechos humanos, como la “Convención sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación contra la mujer” (Asamblea General de las Naciones Unidas,
1979, ratificada por España en 1983) o “Conferencias mundiales” monográficas
(Nairobi 1985; Beijing 1995), además de un principio fundamental del Derecho
Comunitario en la Unión
Europea y un principio constitucional.
El concepto de Igualdad tiene legalmente
dos vertientes protegidas por igual: la igualdad formal (o ante la ley) y la
igualdad real (que contempla tratar de forma desigual a quienes son
desiguales). Siempre que hablemos en este Módulo de Igualdad en el contexto
español me referiré por tanto a lo que en Latinoamérica se llama Equidad y en
no a un concepto igualitarista, es decir, que hay que ser tratados siempre del
mismo modo sin tener en cuenta el punto de partida diferenciado de mujeres y
hombres.
El concepto de igualdad de género parte de idea de que todas y todos
somos iguales en derechos y oportunidades. La Igualdad es una meta a
conseguir. El problema aquí es que se parte del hecho real (no ideal o de
finalidad) de que no tenemos las mismas oportunidades, pues éstas dependen del
contexto social, económico, étnico, político y cultural de cada persona.
De acuerdo con el FIDA (International
Fund for Agricultural Development, IFAD)
por igualdad de género se entiende una situación en la que mujeres y hombres
tienen las mismas posibilidades, u oportunidades en la vida, de acceder a
recursos y bienes valiosos desde el punto de vista social, y de controlarlos.
El objetivo no es tanto que mujeres y hombres sean iguales, sino conseguir que
unos y otros tengan las mismas oportunidades en la vida.
Por equidad
de género se entiende el
trato imparcial entre mujeres y hombres, de acuerdo a sus necesidades
respectivas, ya sea con un trato equitativo o con uno diferenciado pero que se
considera equivalente en lo que se refiere a los derechos, los beneficios, las
obligaciones y las posibilidades.
En el ámbito del desarrollo, por ejemplo, el objetivo de lograr la equidad de género, a menudo exige la incorporación de medidas específicas para compensar las desventajas históricas y sociales que arrastran las mujeres. Por ejemplo, en algunos institutos políticos se generan las llamadas cuotas de género en la estructura de toma de decisiones, que garantizan un número mínimo de participación de mujeres con lo que se trata promover la participación de éstas y eso no es injusto para otros hombres que también quisieran estar en la estructura de toma de decisiones, sino que obedece a una cuestión de desventaja histórica de las mujeres en la participación política.
En el ámbito del desarrollo, por ejemplo, el objetivo de lograr la equidad de género, a menudo exige la incorporación de medidas específicas para compensar las desventajas históricas y sociales que arrastran las mujeres. Por ejemplo, en algunos institutos políticos se generan las llamadas cuotas de género en la estructura de toma de decisiones, que garantizan un número mínimo de participación de mujeres con lo que se trata promover la participación de éstas y eso no es injusto para otros hombres que también quisieran estar en la estructura de toma de decisiones, sino que obedece a una cuestión de desventaja histórica de las mujeres en la participación política.
La igualdad de género es positiva, pero
para que ésta se dé debe haber una equidad de género, teniendo ésta en cuenta
como punto de partida las diferencias existentes en los distintos grupos de la
sociedad y la creación de condiciones para que estas diferencias no impidan que
se tenga acceso a las mismas oportunidades de desarrollo económico, personal,
político, etc. Por ejemplo, las diferencias de oportunidades existentes para
estudiar entre hombres y mujeres son diferentes en el ámbito rural y el urbano
por ser dos contextos muy distintos.
Es por eso que, desde la perspectiva de
equidad de género, se deben tomar en cuenta las condiciones diferentes de las
que parten mujeres y hombres y plantear opciones para que ambos puedan
desarrollarse de igual forma con las mismas oportunidades. Por ejemplo, se debe
reconocer que las mujeres hoy por hoy tienen mayores obstáculos para acceder a
puestos laborales altos, a un sueldo equivalente al que le pagan a un hombre
por hacer el mismo trabajo.
De acuerdo con la ONU , la: “Igualdad entre los géneros implica
igualdad en todos los niveles de la educación y en todos los ámbitos de
trabajo, el control equitativo de los recursos y una representación igual en la
vida pública y política.”
Equidad o Igualdad
Ambas, pues la Igualdad solo como
declaración jurídica o Igualdad ante la ley no consigue la Igualdad real y efectiva.
Por otro lado, políticas que tiendan únicamente a corregir las desigualdades
podrían desembocar en actuaciones tan concretas y delimitadas en el tiempo que
el largo plazo y la Igualdad
como objetivo quedaran como simple utopía.
Extraído del Curso de de Sensibilización en
Género de la EVEFem
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